Cuando el relato de los hechos distorsiona, falsea o simplemente imagina, las opiniones serán con toda seguridad equivocadas: actuaremos no con argumentos sino con prejuicios.
Opinión de Josep Ramoneda: “¿Por qué casi siempre es la gente de izquierdas la que dimite? ¿Por qué la derecha española es mucho más reacia a sacrificar cabezas que la izquierda? Probablemente, la pregunta no tenga una sola respuesta. Pero tengo la sensación de que hay un factor determinante: el electorado de la derecha tolera mejor que el electorado de la izquierda los abusos de poder o las corrupciones”.
Los hechos: El alcalde de Alcaucín, José Manuel Martín Alba (PSOE), acusado de cohecho, blanqueo de capitales, prevaricación, tráfico de influencias y falsedad, en un caso de corrupción urbanística, es conducido a prisión entre los aplausos y gritos de ánimo de decenas de vecinos
Titular de portada de El País antes del voto: “El cambio en el País Vasco y Galicia depende de la abstención. Una baja participación castigaría al PNV y al bipartito gallego”.
Los hechos: “La participación en Galicia bate récord en unas autonómicas con el 70%, 6 puntos más que en 2005. El PP consiguió su mayor número de escaños (43) en 93, también con alta participación”.
Los prejuicios: los de izquierdas son buenos y los de derechas son malos. Los primeros tienen un gran sentido de la ética y los segundos son unos cínicos hipócritas.
Los prejuicios: la derecha gana en Galicia cuando el pueblo no vota mucho porque su poder es caciquil y cautivo. Cuando el pueblo se moviliza gana el PSOE porque su poder es verdaderamente democrático.
Para que nuestros prejuicios se hagan pasar por verdades no queda más remedio que ajustar con calzador los hechos a nuestras ideas falseándolos, distorsionándolos y, cuando no hay más remedio, imaginándolos.
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