06 octubre 2006

Arcadi 1984


1984 no pasó porque se escribió”. Eso dijo Arcadi Espada el martes en Murcia. No ha existido ni existirá el totalitarismo a escala global, pero siempre hay un 1984 instalado en alguna parte del mundo. Espada enumeró algunos: el mundo comunista, Ruanda, Corea del Norte, los islamistas fanáticos, la Argentina de los montoneros y los milicos, China, los años de plomo en el País Vasco, Cuba.

¿Cuál es el rasgo distintivo de 1984? El Mal sin sentido. No hay discurso de justificación del mal por parte del tirano. El único móvil de Big Brother es el ejercicio del poder. Su estrategia es la confusión causada por la pérdida de sentido de las palabras y, con ellas, de la historia. Al servicio de la política, las palabras ya no son lugares de encuentro humano ni instrumento de concordia.

Y quizá lo más perturbador sea que se trata del Mal victorioso. Los malos ganan, a veces. Y cuando el Mal vence hay que resignarse. Sólo queda llorar lágrimas perfumadas de ginebra, como Winston en ese desesperanzado último párrafo que leyó Espada durante su conferencia.

1984 no pasó, pero retazos de la profecía de Orwell forman parte de la política y la cultura contemporáneas. El descrédito de la verdad, la confusión entre lo verdadero y lo falso, el relativismo cognitivo, el eufemismo como veneno del lenguaje periodístico (“No es que el eufemismo forme parte del periodismo, el eufemismo es el sistema periodístico”, dijo Espada), la falta de sinceridad, la ocultación de las auténticas intenciones, el desprecio de las palabras cuando obstaculizan el afán de poder.

1984 hoy. Dijo Raúl Rivero el miércoles en Veo: “Lo único que sostiene la dictadura de Fidel Castro es la propaganda y la policía”. Es decir, la Policía del Pensamiento, el Ministerio de la Verdad. Las mentiras y la fuerza. Mentiras cuidadosamente elaboradas.

Winston no sabe para quién escribe a escondidas del ojo de Big Brother. Sin esperanza de un futuro después de la aniquilación total. “Para el pasado o para el futuro, para la época en que se pueda pensar libremente, en que los hombres sean distintos unos de otros y no vivan solitarios... Para cuando la verdad exista y lo que se haya hecho no pueda ser deshecho”. No sabe para quién, pero sí para qué. Para dar continuidad a la verdad y a la libertad.

La lección ética de Orwell, según Espada: la búsqueda de la verdad por encima de coyunturas políticas o filosóficas.

Lecturas imprescindibles: Persona non grata, de Jorge Edwards, libro reeditado por Alfaguara; La política y la lengua inglesa, artículo de Orwell publicado en la revista Letras Libres.

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