Periodistas o fans
Un partido político no debería comportarse como un equipo de fútbol (con fanatismo), dice García Noblejas. Tampoco un medio de comunicación. El periodismo tiene entre sus principales funciones las de ayudar al ciudadano a orientarse en la actualidad y a formarse una opinión sobre los acontecimientos importantes. Para ello promueve un debate racional, abierto y plural, desde el convencimiento de que sólo con la discusión y la crítica honesta podemos aproximarnos a la verdad.
Los periódicos dan forma a estas funciones con sus páginas de opinión en las que colaboradores fijos opinan sobre la actualidad. Además abren sus páginas a la participación de los lectores y de personas de prestigio que puedan aportar luz a los diferentes asuntos que se someten a debate. Por lo tanto la pluralidad no significa que en el kiosco el lector pueda encontrar una amplia variedad de puntos de vista, sino que esa riqueza de opiniones diferentes debe ser servida en el interior de cada periódico. Una de las mayores riquezas de un periódico es esa apertura a lo imprevisto: el lector encontrará opiniones que no busca, no sólo puntos de vista que reafirman sus propias opiniones.
Lo mismo se puede decir de las emisoras de radio, que cuentan entre sus géneros más potenciados y exitosos el debate o tertulia. Estar abierto a lo que dice el otro, aceptar la crítica y asumir que quizá uno puede estar equivocado es una forma de ser periodista que se pone a prueba ante los acontecimientos más importantes o conflictivos. El “caso De Juana Chaos” es uno de esos asuntos polémicos que ha puesto a prueba la obligación del periodista de orientar al ciudadano. Veamos cómo algunos periodistas y medios han afrontado la prueba de la pluralidad.
Ángels Barceló es la directora y presentadora del programa A vivir que son dos días, que se emite los sábados y los domingos por la mañana. De 9.00 horas a 10.00 horas tiene una sección llamada Análisis en la que “los analistas ponen sobre la mesa su opinión para el debate”. Los analistas del domingo, 11 de marzo, eran cuatro. El tema sobre el que opinaron fue la manifestación convocada por el PP en Madrid el día anterior.
Durante el debate, en el que también se incluyeron opiniones de algunos oyentes (por teléfono y por correo electrónico), ganaron por goleada. Era como un partido de fútbol sin contrincante. Todos estaban de acuerdo con todos, incluyendo la directora del programa, que no moderadora. Los adjetivos utilizados para calificar la manifestación o el comportamiento del PP fueron burdo, zafio, brutal, desleal, absurdo, antidemocrático, entre otros. No hubo ni una voz discrepante durante la hora que dura la sección del programa. Todos habían llegado al programa con la edición de El País bien leída y así resultó que el argumento dominante de la tertulia fue el carácter antidemocrático, por no decir golpista, del llamamiento de Rajoy a defender la nación española.
“Estoy muy preocupada y asqueada”, decía una oyente, por la vergüenza-estulticia, estupidez-manipulación del PP que no sabemos de qué es capaz con tal de conseguir el poder. Otros oyentes: “El Rey ¿no debería dar un toque? Poner orden y sensatez”, “Poner sensatez es muy complicado, es una lástima esta derecha que tenemos”, “afortunadamente la mayoría de las víctimas no somos de derechas”.
Al final del programa un último oyente se quejó de que a las víctimas del 11-M la sociedad no les había ayudado lo suficiente. Los tertulianos no tuvieron problema en improvisar un análisis de urgencia: la culpa de eso la tienen “determinadas tribunas mediáticas” y el gobierno de Madrid (del PP, claro).
Y Barceló dio por cerrado el análisis de la jornada, sin una sola intervención digna de una periodista: preguntas inteligentes, perspectivas variadas, desafío a las propias convicciones.
Etiquetas: debate, pluralidad
6 Comments:
En cuanto a lo que comentas sobre "A vivir que son dos días" quería comentar una cosa:
Es una pena, pero en este momento muy pocos medios (convencionales) son neutrales. En la COPE ocurre lo mismo, no hay diversidad de opiniones en sus debates.
Sin embargo, creo que has tenido la mala suerte de toparte con este programa en concreto, donde es muy posible que todo estuviese preparado para no contar con opiniones "de derechas". Me refiero a que ciertos programas de la cadena SER, como por ejemplo "Hoy por hoy" sí que "INTENTA" ser algo más plural y de vez en cuando sienta en su mesa algún dirigente del PP (y de IU). Aunque, por desgracia, luego haya que escuchar en sus informativos lo que a ellos les interesa de la manifestación del pasado sábado.
En definitiva, solo quería decir que la SER no es la única que no es imparcial.
Saludos.
¡¡Por fin encontré el blog!! Ya era hora... Bueno, me lo apuntaré a mis favoritos.
Un saludo.
Kike:
Dices que el periodismo "promueve un debate racional, abierto y plural, desde el convencimiento de que sólo con la discusión y la crítica honesta podemos aproximarnos a la verdad".
Esto no es así. Este es el "deber ser", pero no es la realidad, tal y como reconoces con el ejemplo de Barceló. ya lo decia la Escuela de frankfurt "lo que es no debería ser".
También señalas: "Los periódicos dan forma a estas funciones con sus páginas de opinión en las que colaboradores fijos opinan sobre la actualidad. Además abren sus páginas a la participación de los lectores y de personas de prestigio que puedan aportar luz a los diferentes asuntos que se someten a debate".
De nuevo, partes de un planteamiento utópico que no se corresponde con la realidad. Esa debe ser la aspiración de las prácticas periodísticas, pero es que de nuevo la realidad nos dice que eso no es así.
¿Para dónde dejas la presión del grupo de comunicación al que pertenece el periódico/radio o lo que sea? ¿Para dónde dejas la propia "autocensura" del periodista?
Te recuerdo que a nivel local los medios regionales no se caracterizan precisamente por su carácter crítico frente al poder gubernamental, sino todo lo contario.
tengo la sensación de que vivimos en mundo paralelos.
Saludos!
Suelo escuchar el programa citado -no me quedan muchas alternativas- y me da la sensación de que allí no ha lugar la improvisación, ya que -es mi opinión y puedo estar equivocado- me parece a mí que todos saben de qué van a hablar y tienen escrito su guión antes de que empiece el programa.
Hasta las llamadas telefónicas no me parecen, en muchos casos, las que habitualmente haría un ciudadano de a pie que quiere dejar su opinión; más bien, tengo la sensación de que se producen dentro de la propia cadena (por la entonación y los silencios bien estudiados, los datos técnicos que aportan en muchas ocasiones, la perfecta transmisión del mensaje, su seguridad...).
Es una pena, pero es lo que tenemos. Medios de izquierdas -sobre todo- y de derechas, aportando cada uno sus propios datos, silenciando noticias que no conviene políticamente que la gente conozca, llegando al punto de "inventarse" otras...
Medios cada vez más politizados, que acabarán por producir en la gente ese mismo hastío que la propia política ya les ha introducido.
Al igual que existe esa absurda ley por la que ambos sexos han de estar presentes en los cargos directivos al 50%, me parecería bastante razonable que, al menos, se obligara a cada medio -periódico, radio, TV- a exponer las principales tendencias políticas a partes iguales en sus secciones o programas de opinión.
Pero, desgraciadamente, no se sabría si es peor el remedio que la enfermedad, ya que esta solución implicaría un alto grado de censura. La fórmula magistral sería la de la honestidad, pero esta es una especie casi extinguida.
Gracias por recordar el deber ser de los medios. Aunque sea una meta dificil y a veces podria parecer hasta utopica, es esa mims meta la que hace que esta profesion sea tan noble.
M. Lafuente
Un artículo de opinión muy bien redactado que, por desgracia, refleja la prostitución ideológica que sufre el periodismo, no sólo en nuestro país, sino a nivel mundial.
Creo que las consecuencias últimas de esta situación pueden resumirse en dos: por un lado, la radicalización de posturas políticas en todos los ámbitos de la sociedad (como el primer comentario, donde lo único que le importa es decir el "y tú más" de los niños, afirmando que la COPE también es parcial) y, por otro lado, el hastío de la sociedad ante la vida política. Los Estatutos Autonómicos de Andalucía y Barcelona han sido un claro ejemplo al respecto. Y, curiosamente, ha sido un tema que se ha tratado de pasada, tanto por socialistas como por populares.
Tomemos nota, los que aún creemos en esta profesión, mancillada por los programas del corazón y aquellos líderes de opinión que rinden pleitesía a D. Jesús de Polanco, o Jesús del Gran Poder…
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